Yo me propuse hacer algo original. Pero solo se me ocurrían
ideas inspiradas en imágenes ya vistas. Hasta que reflexioné
sobre la inevitabilidad de que mis ideas estuvieran inspiradas
en experiencias previas. ¿De qué sino de experiencias previas,
se podía haber alimentado mi imaginación?
Debía salirme del recinto de mi cabeza para encontrar
ideas originales. Y la mejor manera de hacerlo era metiéndome
dentro del nuevo problema. Era la única manera de tener
una experiencia nueva.
Si lograba dar con una imagen que fuera válida
solo para este problema y que expresara lo excepcional
del contenido que quería comunicar, la imagen encontrada
sería también excepcional.
Dicho con otras palabras, el planteamiento de un problema
excepcional inspira necesariamente una solución excepcional.
(Bob Gill: Olvide todas las reglas que le hayan enseñado
sobre diseño gráfico, incluso las de este libro, Barcelona:
Gustavo Gili, 1982)
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