Cuando miro un tema de la vida silvestre,
no veo las plumas en las alas solo cuento las alas.
Veo formas emocionantes, combinaciones de colores,
patrones, texturas e infinitas posibilidades para hacer
imágenes interesantes.
Considero el cuadro como un ecosistema
en el que todos los elementos están interrelacionados,
perfectamente equilibrados y aquí reside el atractivo
de la pintura.
En un mundo caótico, el cuadro es un pequeño rectángulo
en el que el artista puede crear un universo ordenado.
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