domingo, 15 de junio de 2014

William James (1842-1910)

El mayor descubrimiento de mi generación
es que un ser humano puede cambiar su vida
cambiando su actitud mental.

Lincoln Steffens (1931)

Nada está hecho. Todo el mundo está por hacerse
o volver a hacerse. Aún no se ha pintado el mejor cuadro,
no se ha escrito la mejor pieza teatral ni se ha recitado
el mejor poema. No hay en el mundo un ferrocarril
perfecto, un buen gobierno ni una ley incólume.
La física, las matemáticas y especialmente las ciencias
más exactas y avanzadas están siendo fundamentalmente
revisadas. La química apenas empieza a ser ciencia.
La psicología, la economía y la sociología esperan
un Darwin, quien a su vez espera a un Einstein.
Si se les dijera esto a los jóvenes de nuestras universidades,
entonces no serían especialistas en fútbol, fiestas
y grados inconclusos. Pero no les dicen nada. Se le pide
que aprendan lo que ya se conoce. Eso no es nada.

Cómo generar ideas por Jack Foster

1. Defina el problema
2. Reúna la información
3. Busque la idea
4. Olvide el asunto
5. Ponga la idea en acción

Para todo problema existen cientos de soluciones,
cientos de respuestas, cientos de ideas.

Si uno no está seguro de que hay una respuesta,
encontrala puede ser difícil. Cuando se sabe
que hay muchas respuestas, encontrar una o dos
es fácil.

Moshe F. Rubinstein

1. Preparación
2. Incubación
3. Inspiración
4. Verificación

Una idea según James Webb Young

Una idea no es ni más ni menos que una nueva combinación
de viejos elementos.

1. La mente debe recolectar la materia prima
2. La mente debe digerir esos materiales
3. la idea llegará como por encanto
4. Uno lleva su idea recién nacida al mundo real

Hans Gugelot (1962)

1. Fase de información.

2. Fase analítica.

3. Fase de proyecto.

4. Fase de decisión.

 5. Fase de cálculo y adaptación del producto a las condiciones
    de la producción.

6. Construcción de la maqueta.

Horst Rittel, la investigación sistemática de la primera generación

1. ¡Conoce y define "la misión"! (la tarea.) Esto debe realizarse
con mucho esmero y es la condición previa para todo lo posterior.

2. ¡Reúne información! En esta fase se busca información sobre
el estado real, las posibilidades técnicas y similares.

3. ¡Analiza la información adquirida! Se extraen conclusiones
al tiempo que se comparan con "la misión", con el estado
previsto.

4. ¡Crea soluciones alternativas! En este punto son frecuentes
los momentos de frustración y a veces pueden aflorar crisis
creativas. De todas maneras, esta fase debería llegar a término
sólo cuando se haya ideado al menos una solución, y
se haya comprobado su viabilidad.

5. ¡Juzga (los pros y los contras de las alternativas) y decídete
por una o varias soluciones! Esta fase puede venir acompañada
de todo tipo de procesos complicados, por ejemplo de
simulaciones que han de proporcionar al investigador sistemático
una imagen de la validez de ésta o aquella solución.

6. ¡Haz una prueba y ponla en práctica! Se prueban las soluciones
y se ofrecen al responsable de la decisión. Tras estos
preparativos, a éste le compete la elección entre las alternativas
ofertadas y dispone su puesta en práctica.

Las cuatro reglas del método cartesiano

La primera era no aceptar nunca nada como verdadero que
no me hubiese dado pruebas evidentes de serlo: es decir,
evitar cuidadosamente la precipitación y la prevención; y no
incluir en mis juicios nada más que lo que se presentase
tan clara y distintamente a mi inteligencia que excluyese
cualquier posibilidad de duda.

La segunda era dividir cada problema.en tantas pequeñas
partes como fuese posible y necesario para resolverlo mejor.

La tercera, conducir con orden mis pensamientos,
empezando por los objetos más sencillos y más fáciles de
conocer, para ir ascendiendo poco a poco, como por
peldaños, hasta el conocimiento de los más complejos; y
suponiendo un orden también entre aquellos en que los unos
no preceden naturalmente a los otros.

Por último, hacer en todo momento enumeraciones tan
completas y revisiones tan generales que me permitieran estar
seguro de no haber omitido nada.

Rene Descartes, 1637